domingo, 14 de diciembre de 2008

La Guerra Del Fin de Vargas Llosa

Cada vez que leo que alguien aprecia la novela La Guerra del Fin Del Mundo de Vargas Llosa como la mejor me pregunto si lo hace por compromiso frente al autor o porque realmente no leyo casi nada de él.
Solía ser fan de Vargas Llosa durante mi pubertad y mi adolescencia. No puedo negar que buscaba a veces morbosamente las partes más explicitas de sexualidad. Me ocurrió así con La Casa Verde por ejemplo. Escuche comentar en mi casa que la novela trataba de un prostíbulo y recuerdo haber buscado página por página, tendría unos doce años más o menos, alguna descripción explicita de algo sexual.
Empecé luego de unos años a leer todo lo que tenía a la mano de MVLL: Los Jefes, La Ciudad y Los Perros, Los Cachorros para llegar por fin a leer, ahora si, La Casa Verde. Me pareció extraordinaria, una lectura atractiva, difícil, sorprendente, de la que no podía despegarme. Me encantaba ese mundo en que me sumergía tan apasionado y peligroso. Luego vino Conversación en la Catedral. Esperaba con ansias la siguiente novela del autor. Pantaleón y Las Visitadoras fue un bajón pero me divertí igual que La Tia Julia y el Escribidor que senti era una novela, casi como su nombre, para tias. Lei el ensayo sobre Flaubert y su Madame Bovary y me gusto mucho, me reconcilié con el autor.
Y finalmente cuando lei la esperada novela La Guerra del Fin Del Mundo fue una absoluta decepción. Me encontré con una fórmula para escribir novelas!! La novedad se había roto para dar paso a todo lo que ya conocía de sus obras anteriores. Me aburrió mucho porque adivinaba lo que venía antes de que ocurrieran los hechos. Las relaciones y los cruces entre los personajes ya los conocía y no me sorprendieron en lo absoluto. Terminó rompiéndose la magía para siempre. Ahora cuando lo leo o escucho hablar de "lo moderno" me doy cuenta que envejeció su literatura antes de tiempo. Se quedó junto con su cambio de ideología. Lo sigo respetando como escritor pero ya no como antes. No logró lo que si hizo Gabriel Garcia Marquez, mi idolo definitivo, escribir la increible El Amor En Los tiempos Del Cólera muchos años después de su magnifica Cien Años De Soledad.

4 comentarios:

  1. Casualmente... un mes me puse a bajar de los estantes todos mis libros de Vargas Llosa para organizarlos cronologicamente. Quería releer todos sus libros. Empezaría con los primeros libros y terminaría con el último libro que este publicó. Pues bien, tenía todo preparado: los libros en columnas cerca de mi escritorio, mi marcador de la buena suerte, los tapones de los oídos y crema de manos para poder pasar las páginas de forma más ágil.


    Abrí Los Jefes y lo leí en un santiamén. Vamos bien, Varguitas, le grité al libro. Luego tomé La Ciudad y los Perros, y lo leí. Luego leí Los Cachorros. Y en este punto, me detuve, como un maratonista, a coger aire. Graso error. Me levanté, asalté la nevera, fui a la televisión y puse un dvd de una de las temporadas de Los Sopranos. De ahí en adelante, no he vuelto a abrir los libros de Vargas Llosa. Semanas vienen y semanan van. En medio de mi habitación, las columnas de libros de Vargas Llosa me hacen señas de vez en cuando, pero yo apenas les presto atención. Me reprochan el abandono. Gritan que prefiero la pantalla a las páginas, que soy un traidor. Me acusan de poco intelectual. Váyanse a la mierda, les gruño cuando me encojono.


    ¿No se trata de si Los Sopranos es mejor que la obra de Vargas Llosa?¿O si Los Sopranos te lleva a un lugar donde no te lleva este libro o el otro de Vargas Llosa? ¿O si la pantalla ha vencido a la página? No es eso. Se trata del arte de contar esa historias que te hacen olvidar tu miserable existencia por unas horas. En esta ocasión, me pasó con Los Soprano, es como si la obra te señalara, te halara por las orejas y te dijera: ven, es tu turno. ¿Qué se va a hacer? A diferencia de los puristas que se olvidan que el libro no es más que una herramienta, creo que hay una infinidad de historias o de ideas que se pueden contar mejor en comics, en la televisión, en documentales o en películas. Los Sopranos está bien escrita. También está bien actuada y bien dirigida. Pero sobre todo está bien escrita. Capítulo tras capítulo la serie te va dando pautas, posibilidades y perspectivas de escritura. Está mucho mejor escrita que cualquiera de esas novelas o cuentos que los teóricos no paran de estudiar en las academias.
    Si algo aprecio de Los Sopranos, es la manera en que presenta los detalles. Creo que era Carson McCullers quien señalaba que se hacía literatura a partir de los detalles. Esto quiere decir que en un asesinato el escritor no te va a decir sólo quién es el asesino, sino también de que color tiene los zapatos, cuál es su helado preferido y cuantas veces al día se lava las manos.
    En un artículo reciente, Javier Marías compara a Los Sopranos con la Comedia Humana de Balzac. Otra cosa. Los Sopranos son como los libros que uno se toma su tiempo para digerir y que quizás se disfrutan más al releerlos y cotejar las referencias. Una más. La serie está ambientada en New Jersey. ¿Salen dominicanos? Sí. Dos.


    Por último, referir que una de la temporadas abre con la presencia de nada más y nada menos que de mister William Burroughs. Si yo no supiera nada de la serie, este fuera incentivo suficiente para ver los más de ochenta capítulos que la componen.

    Hace un mes me puse a bajar de los estantes todos mis libros de Vargas Llosa para organizarlos cronologicamente. Quería releer todos sus libros. Empezaría con los primeros libros y terminaría con el último libro que este publicó. Pues bien, tenía todo preparado: los libros en columnas cerca de mi escritorio, mi marcador de la buena suerte, los tapones de los oídos y crema de manos para poder pasar las páginas de forma más ágil.


    Abrí Los Jefes y lo leí en un santiamén. Vamos bien, Varguitas, le grité al libro. Luego tomé La Ciudad y los Perros, y lo leí. Luego leí Los Cachorros. Y en este punto, me detuve, como un maratonista, a coger aire. Graso error. Me levanté, asalté la nevera, fui a la televisión y puse un dvd de una de las temporadas de Los Sopranos. De ahí en adelante, no he vuelto a abrir los libros de Vargas Llosa. Semanas vienen y semanan van. En medio de mi habitación, las columnas de libros de Vargas Llosa me hacen señas de vez en cuando, pero yo apenas les presto atención. Me reprochan el abandono. Gritan que prefiero la pantalla a las páginas, que soy un traidor. Me acusan de poco intelectual. Váyanse a la mierda, les gruño cuando me encojono.


    ¿No se trata de si Los Sopranos es mejor que la obra de Vargas Llosa?¿O si Los Sopranos te lleva a un lugar donde no te lleva este libro o el otro de Vargas Llosa? ¿O si la pantalla ha vencido a la página? No es eso. Se trata del arte de contar esa historias que te hacen olvidar tu miserable existencia por unas horas. En esta ocasión, me pasó con Los Soprano, es como si la obra te señalara, te halara por las orejas y te dijera: ven, es tu turno. ¿Qué se va a hacer? A diferencia de los puristas que se olvidan que el libro no es más que una herramienta, creo que hay una infinidad de historias o de ideas que se pueden contar mejor en comics, en la televisión, en documentales o en películas. Los Sopranos está bien escrita. También está bien actuada y bien dirigida. Pero sobre todo está bien escrita. Capítulo tras capítulo la serie te va dando pautas, posibilidades y perspectivas de escritura. Está mucho mejor escrita que cualquiera de esas novelas o cuentos que los teóricos no paran de estudiar en las academias.
    Si algo aprecio de Los Sopranos, es la manera en que presenta los detalles. Creo que era Carson McCullers quien señalaba que se hacía literatura a partir de los detalles. Esto quiere decir que en un asesinato el escritor no te va a decir sólo quién es el asesino, sino también de que color tiene los zapatos, cuál es su helado preferido y cuantas veces al día se lava las manos.
    En un artículo reciente, Javier Marías compara a Los Sopranos con la Comedia Humana de Balzac. Otra cosa. Los Sopranos son como los libros que uno se toma su tiempo para digerir y que quizás se disfrutan más al releerlos y cotejar las referencias. Una más. La serie está ambientada en New Jersey. ¿Salen dominicanos? Sí. Dos.


    Por último, referir que una de la temporadas abre con la presencia de nada más y nada menos que de mister William Burroughs. Si yo no supiera nada de la serie, este fuera incentivo suficiente para ver los más de ochenta capítulos que la componen.

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  2. Por cierto, me gustó mucho su blog, ya forma parte de mis favoritos!!

    Saludos!!

    Orlando.

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  3. Por supuesto que tengo todas las temporadas de Los Sopranos.
    Saludos también!!

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  4. Qué interesantes tus formas de pensar en los tres blogs..Y ahora entiendo el comentario que me hiciste de Vargas Llosa cuando te encontré en Café Z el otro dia. Sigue escribiendo para poder seguir leyendo!!!
    -Sandra

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